Los Tres Vehículos o Niveles del Budismo

por S.E. Kalu Rinpoche


El Hinayana o Pequeño Vehículo
El Mahayana o Gran Vehículo
El Vajrayana o Vehículo diamantino


Siguiendo las clasificaciones de las enseñanzas, los tres vehículos pueden ser enfocados desde el punto de vista de nuestra práctica individual. 


El elemento exterior, nuestro estilo de vida personal, pertenece a los votos Hinayana para la liberación individual.

La motivación interior para nuestra práctica es la conducta del Bodhisatva del Mahayana.

El aspecto secreto u oculto de nuestra práctica es la experiencia que desarrollamos a través de la práctica a través de técnicas del Vajrayana o compromiso para esta práctica.

Estos tres vehículos, independientemente de la clasificación que utilicemos, son las enseñanzas auténticas de Budha Shakyamuni. Todas ellas son parte del Dharma budista.
La única diferencia es que, mientras cada uno de estos vehículos o niveles de la práctica pueden llevar al practicante a la completa iluminación, no es igual el tiempo en que ésta se realiza. Algunas vías requieren períodos de tiempo mucho más largos para que el individuo se desarrolle y purifique hasta realizar la iluminación, y otras vías son muy rápidas, hablando comparativamente.



La diferencia entre los Tres Vehículos

La diferencia está en la forma de aplicar los medios hábiles o técnicas y en el criterio general. Un ejemplo clásico que ilustra bien la diferencia entre Hinayana, Mahayana y Vajrayana es comparar nuestro estado de confusión con un vaso con veneno. Según el Hinayana, en el cual lo principal es salir de la situación del sufrimiento, las técnicas o medios hábiles están enfocadas a la protección del sufrimiento aplicando la renuncia, se trataría de apartar el veneno de nosotros como algo dañino.


A nivel filosófico, en el Hinayana las enseñanzas se enfocan desde la ausencia de identidad del yo, puesto que éste es la raíz del sufrimiento y el medio hábil es la protección respecto a no involucrarse en situaciones de peligro de la vida ordinaria, enfocando ésta en un entorno monacal; de hecho el ideal de vida sería el del monje.
En el Mahayana o gran vehículo hay unos medios hábiles que trabajan de un modo más amplio. Su visión filosófica es también la ausencia de identidad del individuo, pero también añade la ausencia de identidad de todos los fenómenos del universo. Hay un cultivo del amor y la compasión de una manera más amplia o universal.
Para llegar a la comprensión de que todos los fenómenos carecen de identidad propia y para entrenarse en el cultivo del amor y la compasión, la involucración en las situaciones de conflicto son necesarias, puesto que el roce con la vida forma parte del entrenamiento del bodhisatva, permitiéndole confrontar su tendencia al escapismo y otras situaciones, ya que si no hubiera ese roce con la vida no habría ocasión para practicar.
 Volviendo al ejemplo anterior, se compara a beber el vaso de veneno, pero éste no daña al practicante porque tiene el antídoto de que todos los fenómenos son vacuidad (carecen de identidad propia independiente).


Por último, el Vajrayana sería un aspecto del Mahayana en el cual hay unos medios hábiles o técnicas, pero cuya base es la misma que en los anteriores vehículos, es decir, la ausencia de identidad de todos los fenómenos y del yo, así como el cultivo del amor y la compasión de un modo amplio; sin embargo, allí donde el Mahayana entraría a relacionarse con el entorno en el cultivo de la compasión y en la apertura de corazón que le llevaría a madurar la apertura de conciencia y ver la no sustancialidad de todos los fenómenos, en el Vajrayana se añade el criterio de que todo es puro desde el origen.
Uno se sitúa, a nivel del resultado, en el cultivo de esa visión pura que es consecuencia de la apertura de corazón y de relacionarse con los obstáculos de un modo distinto (no con aversión, sino como formando parte del camino), surgiendo una ausencia de temor al relacionarnos con las cosas de otro modo. En este caso, se dice que no sólo puedes beber el vaso con veneno (al ser antídoto no hace daño), sino que incluso el mismo tóxico del veneno permite que puedas cultivar su antidoto y todas las realizaciones. Por eso, un símbolo del Vajrayana es el pavo real: se dice que las plumas del pavo real, su color metalizado, provienen de sustancias tóxicas que puede comer el pájaro, mientras que a otros les haría daño.

Lo que hay que comprender es que los tres vehículos no son excluyentes, sino que forman un proceso parecido a esas muñecas chinas que van encajándose una dentro de otra. Un practicante que considere que está en el Vajrayana aplica también las instrucciones del Hinayana y del Mahayana  porque también son edades de la persona.
Uno no puede integrar ciertas cosas de repente, sino funcionar de un modo más perfeccionista, ya que si nos involucramos de un modo directo, la confusión puede ser más poderosa que nosotros, siendo en este caso lo correcto apartarse de la situación, aunque con la idea de que el aspecto negativo no está en la situación en sí, sino en el modo en que nos relacionamos con ella, utilizando la situación conflictiva no para cultivar la aversión hacia el mundo o hacia otros aspectos negativos, sino ver que es nuestra relación con la situación (como la falta de compasión, de sabiduría) lo que hace que esa persona se aparte.


S.E. Kalu Rinpoche. Más extendido en el libro “Fundamentos del Budismo Tibetano”