Alfonso Costa, maestro itinerante budista:

 

“En el budismo se decide no dañar a nadie… ¿te imaginas si los políticos hicieran meditación?”

El instructor peruano, de visita en Chile, habla del camino para la felicidad: "Su búsqueda debe ser interna, porque la felicidad está dentro de nosotros".

Por Miguel Ortiz A.




Intercambiando marihuana por pastillas de éxtasis. Así fue como el peruano Alfonso Costa (38) escuchó hablar del budismo por primera vez.
Las drogas, cuenta, eran parte de su "búsqueda interior". De chico lo habían echado del colegio, porque incomodaba a los sacerdotes con sus preguntas existenciales… y en la universidad, aún confundido, probó la ayahuasca, los hongos alucinógenos y la cocaína. Fue entonces cuando unos jóvenes budistas le recomendaron no consumir drogas químicas y le hablaron de la ley de causa y efecto: "Me dijeron que esta vida es un sueño colectivo, que nace de lo que nosotros hacemos, decimos y pensamos. Me hizo mucho sentido".
Costa —convertido ya en instructor de budismo— visitó Chile hace algunos días para dictar dos charlas sobre meditación en la vida cotidiana. Descalzo, nos recibe en una pequeña casa de Providencia, donde funciona el centro Camino del Diamante. Su figura recuerda, en parte, a aquel sonriente y maceteado buda Hotei. Además, es el gerente corporativo del Museo del Pisco, con locales en Lima, Arequipa y Cusco.
A los 21 años llegó a sus manos el libro "El arte de la felicidad", del Dalai Lama. Entonces entró a Google y buscó "budismo Perú": "Así empecé mi camino, meditando 10 minutos todos los días, repitiendo el mantra ‘O'ma'ipadmehûm', para desarrollar la compasión. Eso me mantenía lejos de las drogas".
—¿Qué dificulta hoy la práctica del budismo?
—El ruido, las distracciones, el avance tecnológico, la publicidad, las imágenes en las calles, la televisión. Te dicen que puedes ser feliz comprando "el último iPad air ultra slim mini power" (se ríe) ¡Es una locura! Porque la búsqueda debe ser interna, la felicidad está dentro de nosotros. Lo más probable es que la gente que cae en las drogas, como me pasó a mí, esté buscando la felicidad, evadiendo la realidad que los atormenta.
El karmaSentado en el suelo, Costa explica que "sólo entendiendo las enseñanzas del budismo nace el deseo de ser budista. Aquí no hablamos de un futuro, de un paraíso después de la muerte. Podemos alcanzar un estado de felicidad ahora y aquí. Nuestra propia naturaleza humana es, en sí misma, un estado de felicidad duradero. Todos conocemos a alguna persona que es feliz, que contagia alegría… a eso aspiramos los budistas".
—¿Quiénes necesitan con urgencia practicar la meditación budista, en busca de la iluminación?
—Todos lo necesitamos.
—Pensé que me dirías "los políticos".
—El budismo es la decisión de nunca más dañar a ningún ser, a nadie, porque entiendes que tu felicidad depende de lo que haces, dices y piensas. Si alguien es realmente budista, debe entender la causa y efecto, es la base. Y esa persona no hará nada en su propio beneficio, pasando a llevar a los demás. Hasta mis malos pensamientos pueden dañar a otros, porque los pensamientos se convierten en palabras y las palabras en acciones.
Y añade: "Por eso la meditación es tan importante, para tomar consciencia. ¿Te imaginas que los políticos hicieran meditación, que tomaran la decisión de nunca más dañar a ningún ser? Este país sería otro, este mundo sería otro. Pero lamentablemente aparece el deseo, la opción de coludirse con otro, ganar dinero… y lo hacen con el riesgo de perder el trabajo, la casa, la familia, la libertad. Si esa noche esa persona medita, observa lo que hizo, reflexiona, te aseguro que no lo volverá a hacer".
—¿Nada logra sacarte de este estado de paz, equilibrio, alegría?
—¡Claro que sí! Por eso es necesario meditar todos los días. Aquí en Chile manejan excelente, pero si sales en auto en Perú… te tiran el carro encima, y la reacción es inmediata, y le gritas al otro. Me ha pasado muchas veces. Lo peor es no aceptar el error y volver a caer en lo mismo. Y los budistas sabemos que, cuando nos dejamos llevar por las emociones, hemos sembrado una condición… que tendrá su efecto. Eso es el karma.